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La importancia del desarrollo de la inteligencia emocional en niños y adolescentes

Está claro que todos los seres humanos experimentamos emociones, independientemente de que las exteriorizamos más o menos, si las vivimos de una manera muy intensa o más bien moderada, las emociones son un componente básico de nuestro día a día.


Desde luego, esto no es algo malo; al contrario, nuestra faceta emocional está ahí porque ha resultado indispensable para la supervivencia de nuestro linaje durante cientos de miles de años. Sin embargo, una cosa es experimentar las emociones y otra es saber gestionarlas de modo que podamos sacar el máximo partido y esto es algo que podemos aprender a hacer en casi todas las etapas de nuestra vida.

Promover la inteligencia emocional en los niños es esencial para su desarrollo y socialización. El aprendizaje temprano de esta, va a tener una repercusión positiva durante el resto de su vida, por ello, es necesario comenzar la educación emocional cuanto antes.



El permitirse hablar de las emociones y aprender a vivirlas es fundamental en el desarrollo y aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes, les ayuda a conocerse mejor, pero también a entender a los demás y a su propio entorno; es un complemento necesario a las capacidades cognitivas; influencian en el sentido de que facilitan la atención y permiten pensamientos creativos, necesarios para perfeccionar la lógica y la racionalidad.


La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que ayuda a potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral del niño y adolescente. Esta debe empezar desde el momento del nacimiento, estar presente a lo largo de la educación en todos los niveles académicos, y en la formación permanente a lo largo de la vida.



¿Cómo propiciar la importancia de la educación socioemocional con nuestros niños y adolescentes?


Identificar las propias emociones: los adultos somos el espejo en el que los niños se reflejan, por ello es importante que trabajemos nuestras propias emociones. Mostrar y verbalizar cómo nos sentimos es muy positivo para ampliar el vocabulario emocional de los niños y, además, damos ejemplo.


Trabajar la empatía: es recomendable que nos pongamos en el lugar de nuestros hijos y ser capaces de experimentar sus emociones y sentimientos. Reconocer y conectar con las emociones ajenas permite comprender no solamente el punto de vista de los demás, sino la emoción desde la cual viven una situación. Practicar la empatía es fundamental para que tu hijo también la desarrolle.


Ayudar a gestionar las emociones: es valioso ayudar a los niños a detectar cómo se sienten y a conectar consigo mismos para que puedan comprender mejor esas emociones y sentimientos. Es bueno trabajar con ellos, la causa de esa emoción, que verbalicen qué es lo que les ha causado, que se sientan de esa manera.




Saber distinguir entre las emociones es crucial para saber darles salida de una manera adecuada, sin adoptar estrategias problemáticas que no solo no ayudan a descargar tensiones , sino que incluso pueden incrementar el malestar o la incomodidad en ciertos momentos clave de la vida.


Es así, que el desarrollo de las habilidades emocionales es el paso al autoconocimiento, la autorregulación, la empatía, la conducta prosocial, la autoestima en nuestros niños y adolescentes, donde trabajarlo, en estos momentos de caos, traerá calma en la reintegración de actividades escolares y sociales, además de acceder y adquirir experiencias que permitirán un crecimiento y bienestar integral en ellos.




Lic. En Psic. Efrain Antonio Solis Prianti

Depto. Psicopedagógico Secundaria y Bachillerato

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